En nuestra vida nos encontramos con muchas clases de afectos, somos, como humanos capaces de sentir afecto por ciertas personas, cosas u otros seres vivos y a cada uno de estos le profesamos un afecto distinto; podemos sentir y vivir un amor romántico, puro, pristino, y de por vida; duradero, responsable, comprometido y de admirar, podemos sentir un afecto de admiración hacía alguien, por algo que haya acontecido, podemos sentir también un amor juvenil, aquel donde quien reina es la pasión y la admiración física y sentimental por la otra persona, podemos sentir también tal vez unos de los afectos mas importantes y blanco de nuestra vida; el fraternal, aquel que damos a nuestros padres, abuelos, tios, hermanos, hijos, etc. Pero allí en ese gran circulo de afectos que tiene el ser humano existe porque no decirlo, el que nos hace enfrentarnos a la vida, a la oscura sociedad...la amistad. Es con ella con quien aprendemos que existen formas de pensar, que no se puede juzgar por las apariencias, que no estamos solos en la vida, que necesitamos de las personas y que alguna persona necesita de tí.

Es con nuestros amigos con quienes aprendemos a debatir, a aceptar los errores, a perdonar, y aprender que nadie es perfecto, con nuestros amigos cometemos travesuras, reimos, lloramos, peleamos, siempre bajo el principio de la confianza existente entre ambas personas, tu amigo es aquel que confia en ti, aquel en el que sientes que puedes confiar, aquel que se preocupa por como estas, aquel que como reza el compromiso "te acompañara en las buenas y en las malas" que ayuda a resolver tus problemas, que no te juzga por lo que hayas cometido sino que siempre tiene sus brazos extendidos, es aquel que te hace ver tus errores y te ayuda a corregirlos, aquel que trata de orientarte esperando lo mejor de tí, aquel que no te deja caer en el abismo.