Uno espera siempre a decir aquel cuento:
Diciendo lo que jamás sucedió bajo el cielo marrón de una forma u otra
con oficinas vacías, con cartas en blanco la tristeza siempre brota
simplemente para decir que Te Extraño, mientras caigo lento.
Uno no se cansa siempre de repetir el mismo cuento,
del ir y del volver, del nunca y del ya, del jamás aunque quizás,
del rencor y del olvido, del no poder decir un Te Necesito.
Te limpiaré las lagrimas con flores hasta que pierda todo aliento,
te pensaré en los días de plenilunio hasta que el dolor sea trizas
que por recordarte caiga en el olvido, no importa, hasta el infierno visito.
Uno está escribiendo siempre el mismo cuento:
Sobre las cosas imposibles, el piano sin acordes, el pecado sin excusa;
Del desahuciado del bar de la esquina que no sabe de que se le acusa
del gato que no encuentra tejado en ningún alunamiento.
Uno en absoluto siempre olvida el mismo cuento,
Que habla del tren que lleva el vagón melancolía,
Que tienes en la soledad a tu peor invento
esperando cada treinta de febrero el beso que no dolía.
Uno inventa siempre el mismo cuento,
relatando el abril que olvidaste en el ropero
callando los secretos que sólo decías al viento,
mientras le perdías miedo al miedo, y hoy yo espero.
Uno acaba nunca el mismo cuento,
y pido de reojo no critiques talento.
hoy que cuento sobre un niño con cara de viejo
que se atreve a volar y agoniza detrás del espejo.
Unas melladas palabras te dí alguna ocasión
y éstas que ni se parecen, te regalo sin razón
espero que sean de agrado a tu vida cotidiana
mi genial, siempre querida y radiente Viviana.
-Raziel-
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